La creación de una cultura de rendición de cuentas en toda la organización tiene enormes ventajas.
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Rendir cuentas es una palabra extraordinariamente dinámica y mucho más que una simple promesa de cumplimiento. Aunque el concepto está arraigado en las responsabilidades, el término también implica una acción continua y un sistema saludable de controles y equilibrios. En esencia, la rendición de cuentas consiste en presentarse, reclamar la propiedad de una tarea y cumplir lo que uno se ha comprometido a hacer. Y todos los miembros de la organización deben hacer lo mismo, porque la rendición de cuentas no es un acto en solitario. La responsabilidad es la energía cinética que alimenta toda organización de éxito.
Tu propia responsabilidad como empresario es una obligación; como líder de tu empresa, tu palabra es tu compromiso. Además, crear una cultura de responsabilidad en toda la organización tiene enormes ventajas.
Quieres que los empleados respondan de sus responsabilidades. Quieres que tu equipo trabaje para alcanzar los objetivos de la empresa, mantenga ciertos parámetros y cumpla sus plazos. Aunque estas responsabilidades puedan parecer rudimentarias, te sorprenderá la cantidad de empresas que tienen problemas con ellas.
Creo que la mayoría de los empleados quieren hacer un buen trabajo y se esfuerzan por ser responsables. Si se quedan cortos, el problema suele deberse a un fallo de comunicación. Quizá el empleado nunca tuvo claras sus expectativas. Es posible que la falta de transparencia haya dificultado los logros. O, como suele ocurrir, tal vez la definición de éxito del empleado difiera de la de su jefe.
Fomentar una cultura de responsabilidad por parte de los empleados es clave para el éxito de cualquier empresa, y la fórmula casi seguro que empieza por respetar a tu equipo, sus puntos fuertes y sus objetivos. Daniel Pink, autor de best-sellers y conferenciante de TED, afirma que fomentar un espíritu de autonomía, dominio y propósito en los empleados les da la libertad y el impulso interior necesarios para desarrollar soluciones creativas. Tiene razón: al ofrecerles estas oportunidades de autodirección y responsabilidad, se crea una mejor alineación en un entorno en el que los empleados se sienten valorados y se fomenta su talento. Es decir, creas el escenario en tu empresa para una cultura de responsabilidad.
Los empleados anhelan la autonomía
Los empleados autónomos están capacitados para utilizar su propio criterio y asumir la responsabilidad de sus decisiones. Adoptar una cultura de autorresponsabilidad en toda su empresa fomenta un mayor sentido del compromiso de los empleados, apoya la innovación y demuestra su confianza en las capacidades y la profesionalidad de su equipo. Al dar a los empleados más flexibilidad y responsabilidad en sus propios planteamientos y resultados, se vuelven más reflexivos en sus acciones y procesos de toma de decisiones.
La rendición de cuentas y la autonomía pueden parecer a veces conceptos contradictorios. Conseguir el equilibrio adecuado puede ser un reto, pero el esfuerzo merece la pena. Todo empieza por la comunicación y la claridad. Cuando tú o tu equipo de dirección asignen una tarea a un empleado, asegúrate de que la persona tiene claro lo que quieres que haga y los resultados esperados. Pídale al empleado que confirme lo que le está pidiendo que haga. Hazle saber que estás a su disposición si tiene preguntas sobre la tarea. A continuación, permítele hacer su trabajo. Puedes revisar periódicamente sus progresos.
Los empleados buscan el dominio
El dominio es el proceso de perfeccionar las propias habilidades hasta un nivel superior. Cuando se ofrecen oportunidades de desarrollo a los empleados, éstos se sienten más comprometidos, productivos y realizados en su trabajo. El dominio aumenta la sensación de logro de los empleados, los posiciona para una trayectoria profesional más gratificante y dota a la empresa de personas cada vez más capaces. Hablo mucho de ganar-ganar en los negocios. Crear oportunidades para que sus empleados dominen sus habilidades al tiempo que aumenta la ventaja competitiva de su empresa es sin duda una de ellas.
Considera la posibilidad de invertir en el desarrollo de los empleados de tu empresa, la tutoría y los programas de formación en liderazgo. El retorno de la inversión en iniciativas de aprendizaje tiende a ser alto desde una perspectiva financiera y cultural. Y aunque el aumento de la responsabilidad es difícil de medir con cifras reales, el dominio de los empleados tiene un impacto positivo.
Los empleados desean tener un propósito
Ahora más que nunca, los empleados anhelan un sentido de propósito que sirva como algo más grande que ellos mismos en sus vidas profesionales y personales. Los Millennials y la Generación Z están especialmente motivados para marcar la diferencia en el mundo que les rodea, tanto a nivel microeconómico como macroeconómico. Al inculcar un profundo sentido de propósito dentro de la visión y la misión de tu empresa, atraes y retienes mejor a aquellas personas que están alineadas con preocupaciones y causas similares.
Cuando los empleados se sienten capacitados y capaces de influir en lo que les importa, están más comprometidos, son más intencionados y responsables. Un mayor propósito inspira la implicación en la consecución de resultados superiores.
Los empleados motivados también tienden a ser más hábiles a la hora de afrontar retos. Tienen fe en su propia capacidad para superar la adversidad y alcanzar el objetivo deseado, por lo que están dispuestos a asumir más responsabilidades para hacer que las cosas sucedan. El propósito es un motivador poderoso a muchos niveles.
Cuando los empleados no son responsables
¿Y si te has esforzado por crear en tu empresa una cultura de autonomía, dominio y propósito de los empleados, pero tu personal sigue rezagado en el departamento de responsabilidad o simplemente no cumple las expectativas?
En lugar de recurrir a la crítica, te sugiero que adoptes un enfoque de coaching. Pregúntele al empleado qué le ha parecido un proyecto con problemas. Qué funcionó bien y qué salió mal. Pídeles que analicen los procesos y procedimientos, y luego haz que compartan esas opiniones contigo. Esto te proporcionará una visión enorme, al menos desde la perspectiva de este empleado, que puede que no hayas tenido en cuenta.
Al aprovechar el enfoque del coaching, a veces descubrirás que el empleado admite su propia culpabilidad o su mal rendimiento en el proyecto y hace sugerencias para autocorregirse. Lo cual, si lo piensa, es realmente la definición de la responsabilidad del empleado, ¿no es así?
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