Decidir en qué crees es fácil; mantenerse firme es la verdadera prueba
- TAB
- hace 9 horas
- 5 Min. de lectura

Como propietario de un negocio, definir la visión de tu organización suele surgir de manera bastante natural. Probablemente tengas una comprensión innata de la huella que deseas dejar en tus clientes, tu equipo, tu comunidad y en la industria. Luego aprovechas esa visión para ayudarte a tomar decisiones, fomentar la cultura y desarrollar la identidad de tu marca en torno a esos ideales. Aunque cada vez es más esperado en el panorama empresarial actual, tu deseo de aportar un propósito más allá de las ganancias es importante y admirable. Pero, aunque la mayoría de los líderes empresariales pueden articular su visión, muchos tienen muchas más dificultades para ejecutarla de forma constante. Resulta que una de las partes más difíciles del liderazgo empresarial no es definir la visión, sino mantenerse fiel a esos valores incluso en tiempos difíciles. La visión no es solo una frase de moda o un cartel motivacional en la pared; es la piedra angular que te guía tanto en los buenos como en los malos momentos. Y son esos malos momentos los verdaderamente complicados.
¿Qué significa realmente la visión?
El término "visión" es ahora tan común en el léxico del liderazgo empresarial que su definición verdadera a menudo se pierde. La visión suele malinterpretarse como una ambición elevada y abstracta, en lugar de una brújula práctica que proporciona claridad sobre la dirección y el camino a seguir.
En esencia, la visión se refiere a una imagen clara y convincente del futuro de tu negocio, que persigues de manera constante y activa. Se basa en principios fundamentales que pueden parecer sencillos, pero que a veces resultan engañosamente difíciles de identificar:
¿Hacia dónde vamos y cómo llegaremos allí?
¿Por qué esto es importante para nosotros y para los demás?
¿Qué impacto queremos tener, en última instancia, en nuestros clientes, comunidad y otras partes interesadas clave?
¿Cómo se ve el éxito más allá de nuestras ganancias y crecimiento?
Muchos líderes empresariales confunden los conceptos de visión y misión. En esencia, la visión es el destino al que aspiras y que quieres alcanzar en el futuro, mientras que la misión se refiere más a lo que haces, cómo lo haces y a quién sirves en el presente. La misión es más práctica y táctica, mientras que la visión es más aspiracional y orientadora, señalando el futuro hacia el que estás trabajando. Dicho de otra forma, la visión es tu propósito a largo plazo, y la misión es el trabajo que realizas cada día para alcanzar esa visión. Así que, aunque definitivamente son conceptos complementarios, visión y misión no son lo mismo.
Cómo definir tu visión
No te equivoques: identificar tu visión es una tarea más compleja de lo que muchos líderes empresariales creen. Requiere un poco de introspección y mucha reflexión consciente. A continuación, algunas preguntas iniciales que tú y tu equipo de liderazgo pueden considerar al comenzar a definir la visión de la empresa:
¿Cómo quiero que mi negocio cambie el mundo o mi comunidad?
¿Cómo se ve el éxito, más allá de las ganancias y el crecimiento, dentro de diez años?
¿Qué valores son fundamentales y no negociables ahora y siempre?
¿Cuál quiero que sea el legado de mi empresa?
¿Qué verdad constante me inspira, llueva o truene?
Definir tu visión requiere pensar con intención sobre lo que más te importa y el legado de tu negocio. No es técnicamente difícil, pero sin duda es un trabajo desafiante.
Superar barreras para alcanzar tu visión
Incluso cuando está bien definida, la búsqueda constante de alcanzar la visión de tu empresa puede estar llena de obstáculos. Las dificultades comunes incluyen equilibrar las presiones y urgencias a corto plazo con el compromiso a largo plazo con tu visión. Puede ser increíblemente tentador abandonar los valores relacionados con tu visión en una emergencia o punto de quiebre. Pero al comprender que tu visión está ahí para ayudarte a elegir el camino correcto, tu empresa estará mucho mejor equipada para superar los desafíos de una manera coherente con tus valores.
La falta de alineación dentro del equipo de liderazgo puede afectar negativamente la vivencia y el logro de la visión de la empresa. La desalineación genera confusión, falta de coherencia y ejecución desordenada. Las decisiones se toman con mayor lentitud y los mensajes contradictorios se propagan por toda la organización. Sin duda, como propietario del negocio, tú eres la figura principal en la implementación de la visión, pero los miembros de tu equipo de liderazgo son claves para aplicarla y reforzarla en toda la organización. Asegúrate de que estén alineados con tu visión.
Los cambios en el mercado o en las preferencias de los consumidores pueden provocar reacciones impulsivas que van en contra de la visión de tu empresa. Por ejemplo, en respuesta a tendencias a corto plazo o disrupciones, una empresa puede recortar gastos o añadir productos o servicios nuevos que no están alineados con sus valores y visión a largo plazo. Esto suele ser un gran error. Incluso cuando el negocio da un giro inesperado (como pudo haber ocurrido durante la pandemia), tu respuesta debe seguir alineada con tu visión para garantizar que las reacciones a corto plazo sean apropiadas.
Mantenerse firme en la visión de tu empresa
Desde la perspectiva del liderazgo, es importante aprovechar tu visión tanto en las decisiones grandes como en las pequeñas que tomas en tu empresa. Difundir la visión y generar impulso comienza contigo, así que asegúrate de comunicar tu "gran por qué" de manera constante a tus equipos.
La visión de tu empresa no debería sorprender a tus empleados, así que preséntala incluso antes de que estén en nómina. Haz de tu visión un tema central durante el proceso de contratación. Evalúa a los candidatos no solo por su experiencia, sino también por su alineación con los valores. Otras decisiones de personal, como promociones e incluso despidos, deben considerar el compromiso del individuo con la visión de tu negocio.
Programa revisiones periódicas para reiterar y reforzar la visión de tu empresa. Esto puede tomar la forma de reuniones individuales, reuniones generales, eventos especiales, boletines internos y otros canales de retroalimentación. La clave es comunicar tu visión con consistencia, claridad y compromiso.
El trabajo de visión nunca termina
Recuerda: la visión de tu empresa no es solo una declaración o un eslogan; es el estándar a largo plazo por el cual diriges y haces crecer tu organización. Es el barómetro para las miles de pequeñas decisiones que tomas como líder, incluso cuando nadie te observa. Es el tono que estableces y modelas para tu equipo. Es el criterio con el que evalúas oportunidades y prioridades. Es la prueba constante que te indica qué merece tu atención y tus recursos, y qué no.
A medida que tu negocio crece, tu industria cambia o tus clientes evolucionan, la visión de tu empresa actuará tanto como ancla como brújula para ayudarte a decidir cuándo adaptarte o cuándo mantener el rumbo.
Así que mantén viva esa visión, y continuará sirviendo a los mejores intereses de tu empresa hoy, mañana y durante muchos años más.
Comments