En general, los directores ejecutivos y los dueños de negocios son positivos por naturaleza. Tienen que serlo. Creer en sus propias habilidades y en los rasgos positivos de quienes los rodean es clave para tener éxito en sus esfuerzos profesionales.
Sin embargo, inevitablemente, los líderes empresariales encuentran personas negativas en el camino, personas que se sienten pesimistas sobre su propio futuro y que (intencionalmente o no) tienden a introducir un elemento tóxico en el lugar de trabajo. Hay una razón por la cual el dicho, "La miseria ama la compañía", ha resonado a lo largo de los siglos.
Pero eso no significa que tengas que sentirte atrapado por personas negativas u obligado a tratar con ellas regularmente. Aquí hay estrategias y pasos de acción que puedes tomar para minimizar la influencia de la negatividad en tu vida profesional:
1. Saber reconocer signos de negatividad.
Algunas señales son demasiado claras para pasarlas por alto, como las quejas crónicas o la negativa a asumir la responsabilidad de las propias acciones. Otras cualidades dañinas son más sutiles, pero no menos insidiosas. Trabaja para ampliar tu comprensión de cómo funcionan las personas negativas y las señales de advertencia de sus actitudes dañinas.
“Las causas del comportamiento extraño, destructivo o irracional pueden ser muchas”, observa el empresario Liam Massaubi. “Aprende a identificar a las personas tóxicas y evítalas a toda costa, aunque sea una pérdida a corto plazo para el negocio”.
2. Modificar las respuestas ante las personas negativas.
No hay mucho que puedas hacer sobre lo que ha dado forma a la perspectiva negativa de una persona. Lo que sí puedes controlar es tu propia respuesta cuando te encuentras con esas personas, esto incluye:
Establece límites. Solo en pocas circunstancias deberías sentirte obligado a mantener una conversación con una persona tóxica. La mayor parte del tiempo, procura que tus interacciones sean cortas y sigue tu camino.
Evita las discusiones. Tal como lo demostró el ciclo electoral de 2016, algunos temas son demasiado venenosos para discutirlos con otros. “Es probable que una persona negativa tenga puntos de vista muy firmes y no va a cambiar solo por lo que dijiste”, señala la coach Celestine Chua. Si eliges participar en una conversación de este tipo, "haz comentarios constructivos, y si la persona refuta sin signos de retroceder, no participes más".
Responsabilízate de tu actitud. En última instancia, considera que la forma en la que reaccionas ante una persona negativa es lo que anticipa el resultado del encuentro. Algunas personas tienen la extraña habilidad de detectar lo bueno en todos los que conocen. Este es un rasgo útil para que los líderes empresariales lo desarrollen.
3. Practicar la empatía.
En algunos casos, puedes mitigar los efectos de una persona negativa al tratar de comprender por qué se comporta de esa manera. Si una persona que normalmente es optimista por naturaleza se vuelve malhumorada y difícil de tratar, busca posibles causas subyacentes, es decir, problemas en su trabajo o en su vida personal. Si puedes tener una idea de lo que les molesta, es posible que puedas aligerar su estado de ánimo o incluso ofrecerles apoyo o asistencia. Esto puede cambiar dramáticamente una mala situación a una positiva.
4. Deshacerte de los empleados crónicamente negativos.
La cultura del lugar de trabajo de tu empresa es un elemento clave para atraer y retener a los mejores talentos. Teniendo en cuenta que un empleado crónicamente negativo puede envenenar el ambiente, actúa de manera rápida para cambiar el comportamiento de ese individuo o disponte a dejarlo ir. “En la búsqueda de talento, las empresas no pueden darse el lujo de perder trabajadores valiosos porque el entorno laboral es disfuncional, está basado en el miedo o no se aprecian suficiente las contribuciones de los empleados”.
Lo más importante es que practiques ser consistentemente positivo en tu propia perspectiva. No existe una ley que establezca que los directores generales deben ser bruscos, mal educados o actuar de manera negativa. Una actitud amistosa y optimista es contagiosa (en el mejor sentido posible) y también contribuye a una vida más larga, saludable y satisfactoria.
Tener una red de colegas con visión de futuro también ayuda a influir en los líderes empresariales de manera positiva. Encontrarás una red muy optimista cuando te unas a un consejo TAB.
Escrito por The Alternative Board
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