Si te sientes incómodo con los altibajos que se presentan en el mundo del emprendimiento empresarial, entonces es posible que no estés hecho para ser un emprendedor.

POR JASON ZICKERMAN • MAR 17, 2023

Recientemente encontré un gráfico interesante que representa un día en la vida de un emprendedor. Como te puedes imaginar, el gráfico de líneas de pensamientos y emociones era bastante errático, e incluía puntos con datos que representaban una serie de altibajos relacionados con la estabilidad de la empresa.

La primera vez que lo vi, me reí, ya que asumí que el diagrama era una interpretación alegre de las luchas que comúnmente enfrentan los empresarios, lo cual imagino que era su intención; pero después de analizarlo un poco más, me di cuenta de que no era tan divertido, ya que se trataba de una descripción extremadamente precisa de la angustiosa montaña rusa que todos los empresarios atraviesan a diario, o incluso a cada hora, mientras dirigen y se enfocan en hacer crecer sus empresas.

El gráfico era esencialmente una interpretación en zigzag de las victorias, “Sí, ¡bateamos la bola fuera del estadio!", y las pérdidas, "¡Maldita sea, lo estropeamos!". Es decir, por cada afirmación positiva, "¡Guau, está funcionando!", hubo una inevitable reacción negativa. Esto incluyó aquellos pensamientos basura típicos que suelen hacer que los empresarios se digan a sí mismos ciertas cosas cuando no logran cumplir con las expectativas. Y me refiero a cosas como: "¡Me voy a ir a la quiebra!", "¡Este es el principio del fin de mi negocio!" y, quizás el más desalentador: "¿Qué estoy haciendo? No sirvo para esto".

La verdad del asunto es que el emprendimiento es difícil. Incluso los mejores líderes empresariales suelen luchar con la falta de confianza y la frustración. Hacen malabares con la esperanza y con la experiencia. En ocasiones, toman decisiones importantes basadas en información limitada. Sacan el cuello, luego fallan y vuelven a meter el cuello. Sí, definitivamente el emprendimiento puede ser extremadamente estresante, pero la realidad es que también es increíblemente gratificante.

Si no te sientes cómodo o al menos no estás abierto a experimentar la naturaleza de los altibajos que conlleva tener un negocio, es posible que no estés hecho para ser un emprendedor. En mi experiencia, he observado que la mayoría de los empresarios exitosos están bien con el efecto de la montaña rusa. O, al menos, están acostumbrados a ello.

Y aquí está el porqué:

1. Los emprendedores son optimistas

Independientemente de esos momentos de duda, los empresarios son un grupo optimista. Sin embargo, no son ingenuos, sino que encarnan la paradoja de Stockdale, un concepto acuñado por Jim Collins que establece: "Tu esfuerzo actual no garantizará tu éxito futuro, pero sin él no serás capaz de alcanzarlo. Conserva la fe en que al final prevalecerás independientemente de las dificultades y, al mismo tiempo, haz frente a los hechos más adversos y brutales que formen parte de tu realidad actual, cualquiera que esta sea”.

Si bien el optimismo es a menudo un rasgo de personalidad innato, también puede ser alimentado y desarrollado por aquellos que carecen de él. Incluso aquellos que son pesimistas por naturaleza, pueden entrenarse para ser pensadores y activistas más positivos al reconocer los patrones de pensamiento negativos y tratar de reemplazarlos activamente con palabras y creencias más saludables.

Si tienes problemas para mantener una actitud positiva, existen muchos libros excelentes sobre cómo desarrollar el optimismo como emprendedor. Te sugiero que encuentres uno que tenga sentido para ti.

2. Los emprendedores creen en lo que están haciendo

Los empresarios poseen un fuerte sentido del propósito más allá de las ganancias que puedan llegar a tener. Mientras que algunos pueden sentirse abrumados con todos esos altibajos diarios de administrar y hacer crecer un negocio exitoso, los empresarios creen enormemente en la importancia de su misión. Además, también tienen la capacidad de aceptar fácilmente que tendrán que superar obstáculos futuros muy sustanciales para que su visión se haga realidad.

Sin duda, la visión y la misión son dos conceptos vitales para los empresarios más exitosos. La misión es la definición de los objetivos comerciales que un emprendedor quiere alcanzar y los valores que lo llevarán allí. La visión, por otro lado, se refiere a cómo el emprendedor planea que la organización impacte a la sociedad en general. Ambos son elementos clave en la forma en que los empresarios intentan dejar una huella positiva y duradera en el mundo. Algunos lo llaman legado; otros simplemente piensan que es lo correcto.

3. Los emprendedores aprenden a manejar sus emociones

A diferencia del loco gráfico que cité en párrafos anteriores, lo cierto es que la mayoría de los empresarios no se exceden en celebrar las grandes victorias y tampoco se exceden en lamentarse con los reveses inevitables. Entienden que tanto las victorias como las derrotas son parte del viaje en el que están inscritos.

Los empresarios también valoran el fracaso hasta cierto punto. Si bien a nadie le gusta perder, la mayoría de los emprendedores entienden que cada fracaso los acerca un paso más al éxito. Esto si bien se remonta a ese optimismo del que hemos hablado, también refleja la madurez de los empresarios para evitar que las decepciones los consuman.

Nadie dijo nunca que la vida de un emprendedor fuera fácil. De hecho, está casi intrínsecamente plagada de altibajos; pero si logran adoptar la positividad, el propósito y el aplomo, es más probable que disfruten de su viaje en esta montaña rusa que lleva hacia el éxito.

Jason Zickerman

COLABORADOR DE LA RED DE LIDERAZGO EMPRENDEDOR

CEO de TAB (The Alternative Board) | Asesor de Crecimiento y Desarrollo Empresarial

Jason Zickerman es presidente y director ejecutivo de TAB, una organización internacional que brinda a los líderes empresariales consejos impartidos por asesores experimentados y servicios de entrenamiento.